Estamos en la situación más irreal que hubiéramos podido imaginar. Nosotros los inmortales, muriendo. Nosotros los que vivimos a mil, quietos. Nosotros nosotros, pensando en todo el resto.

Y solo gracias a eso es que nos estamos enfrentando a lo inocultable, a nuestros miedos, a lo que amamos de verdad. Es una situación en la que no nos podemos engañar sobre si lo que hacemos cada día es realmente lo que nos gusta, si la persona con la que vivimos es con la que queremos estar, si nuestro hogar nos da calma o no. Solo ahora venimos a saber si esta, la vida de adentro, es la que queremos vivir cuando podamos volver a salir.

Solo un mundo tan ficticio como este, ahora, saca a flote esa realidad. Nuestra realidad.